by Paty
Quienes nos hemos embarazado sabemos que esta es una
etapa de dicha y celebración, sin embargo, un embarazo donde se ha
diagnosticado al bebé con una condición especial no es tarea fácil para ninguna
madre. Entiendo porque lo viví con mi hija cuando a los 5 meses de gestación le
diagnosticaron con una cardiopatía congénita que cambiaría radicalmente el
curso de las cosas.
Es natural que estés llena de miedo con sentimientos
de impotencia, tristeza y frustración. Nadie nos prepara para este tipo de
vivencias ni para estas noticias, realmente las afrontamos como mejor podemos y
con los recursos que tenemos. Estos casos nos demandan sacar lo mejor no solo
por nosotras sino por nuestro hijo o hija que en el vientre siente nuestros
miedos y ansiedades. Este fue un proceso de gran aprendizaje para mí y les comparto
lo que considero me ayudó a darle un significado mayor a la experiencia de
gestar a un ser especial.
Derecho a
todo
Decidimos organizar y celebrar el baby shower de mi
hija por la simple y sencilla razón de que lo merecíamos las dos. Así que con
mucha emoción y cariño elegí cada detalle para el evento: adornos, menú,
juegos, invitadas y más. Fue una mañana maravillosa rodeada de familia y amigas
y que hoy recuerdo con amor y gratitud, pese a que los pronósticos para mi bebe
eran muy reservados fue un gran acierto celebrar su llegada al mundo con
alegría y gozo. ¿Por qué no hacerlo así? Tu bebe merece todo. Haz lo que como
madre te corresponde y lo demás siempre en manos de Dios. Hay que aprender a disfrutar
la maternidad especial desde que nuestro bebe viene en camino, no importa lo
que los médicos pronostiquen o los panoramas que te dieron, enfócate en amarlo
y darle todo lo que merece para su llegada a este mundo. No te arrepentirás.
Decorando
su habitación
No sabíamos si nuestra hija sobreviviría para llegar
a casa con nosotros, pero decidimos acondicionar su cuarto y esperar lo mejor.
Así que pintamos las paredes, pegamos silicones decorativos, recibimos la cuna
y el cambiador, todo lo que nuestra hija necesitaría para llegar a su hogar. Nos
llenamos de ilusión y esperanza, como padres cumplimos con la tarea de preparar
su cuarto para recibir a nuestra hija, te invito a que lo hagan también. Y
cuando lo hagan que sea con el corazón, prepárense para vivir la experiencia
que Dios les tenga reservada como familia y como seres humanos. Aun cuando la
incertidumbre pareciera nublarlo todo, encuentren ese rayo de luz y aférrense a
él. Decora esa habitación, compra su ropa, prepara todo para la llegada de tu
angel.
Amor de
madre
La condición especial que tiene tu hijo o hija poco
se relaciona con la forma en que lo amas. Los medicamentos, las visitas al
médico, las preocupaciones y sustos, los equipos médicos, todo esto no tiene la
menor importancia comparado con la experiencia de amor incondicional y profundo
que vivirás a lado de tu hijo, sea cual sea su duración. Amarás sus síntomas,
características y su imperfección por el simple hecho de tratarse de el más
grande amor que te haya regalado la vida. Como cualquier otra madre con hijos
sanos, de la misma manera amarás a tu hijo o hija especial y eso es el gran milagro
que quizás no esperas. Prepárate.
Te amo, te
suelto
Sabía que el corazón de mi hija que latía en mi
vientre podía detenerse en cualquier momento por su cardiopatía, con dolor me
vi en la necesidad de aprender a soltar lo que más amo. Quizás te parezca
fuerte pero es sanador, la vida que late en ti no está en tu control ni te
pertenece, de hecho ninguno de nosotros tenemos control sobre nuestras vidas. Cuídate
y haz lo que corresponde durante el embarazo pero se consciente de que el
destino de tu hijo ya está sucediendo y será como tiene que ser. Amalo
profundamente y a la vez suéltalo, permite que la vida pase para él o ella y
para ti. Hazlo libre de tus expectativas y exigencias, acéptalo tal y como es.
Esta no es una etapa de tristeza en tu vida, por el contrario, es una experiencia de amor y aprendizaje porque la vida es bella tal y como es. Abraza la realidad con ternura y aceptación, ambos lo merecen.
by Paty
Lo encontré frente a frente sin esperarlo, me vi sintiendo su presencia, como si estuviera a mi lado mientras yo miraba con impotencia y tristeza a mi hija que yacía en la incubadora en estado grave. Me atravesaban tantos sentimientos a la vez que me sentía débil en medio de la desesperanza, derrotada, y fue entonces que lo sentí. De pronto vino a mí en forma de entendimiento, un despertar a la verdad de su amor infinito, pero no en la forma que conocemos. Y entendí entonces que su amor por mi hija y por mí era tan grande, perfecto. Que era su voluntad que estuviéramos en ese momento, en ese lugar las dos y que debía confiar en que todo estaba previsto, atendido.
Milagros inesperados
Esperando yo un milagro para el corazón de mi hija, recibí en su lugar una renovación de mi fe. Cambió mi pensamiento de miedo por uno de amor, mi desesperación por confianza. Entendí que nos había elegido especialmente a nosotras para transitar juntas este viaje, que como almas nos unió para aprender una de la otra pero sobretodo, para aprender sobre El. De pronto sentí la necesidad de cantarle a mi hija salmos bíblicos y también canciones del Espíritu Santo, escuchaba mi propia voz en aquella fría sala que hacía eco en los oídos de mi hija, me llenaba de paz y fuerza con el transcurrir del tiempo. Vi en ella una maravillosa creación de Dios, perfecta como era, con su Anomalía de Ebstein que hacía latir su corazón de forma imperfecta, insuficiente. Tu también has sido elegida por Dios y por tu hijo o hija para acompañarlo en esta su historia, para amarlo de forma incondicional siendo consciente del hecho de que Dios lo ama aún más, mucho más.
Comparte tu fe
Respeto todas las creencias y sea cual sea la tuya, aférrate a ella. Háblale a tu hijo o a tu hija del amor universal o del amor de Dios, lee en voz alta los salmos o evangelios que vibren en ti, canta y relátale a tu hijo los milagros que ha vivido la humanidad. No tomes esta experiencia como un castigo divino o un karma negativo, es simplemente la historia de tu hijo y tu eres testigo de ella, ayudarás con el corazón pero respetarás su destino.
Comparto para tí una frase que encontré en uno de los libros que cambió mi vida: “Nacemos para no morir nunca” de Simone Troisi y Cristiana Paccini:
“En las familias, cuando los niños llegan, a veces nos son confiados durante unos pocos meses o años, pero esto no significa que los quieras menos. Al contrario, tienes el deber de cuidarlos con más amor todavía, para dejar en ellos el recuerdo del amor que Dios ha querido darles a través de nuestros gestos. Debemos, por lo tanto, hacer honor a una tarea tan grande”
Aleluya
by Paty
Pocas cosas pueden ser tan difíciles como tener a tu hijo o a tu hija en la Unidad de Cuidados Intensivos, si hoy esta es tu realidad comparto estos consejos que me ayudaron a vivir este proceso.
1. Recordar que es temporal
No importa cuánto tiempo lleve tu hijo o hija internado en el hospital, ya sean días, semanas o meses sirve tener presente que no será para siempre. El día a día suele ser agotador por el continuo estrés y la incertidumbre que representa la salud de nuestro hijo o hija, sin embargo saber que es por un tiempo determinado te dará la fuerza para vivir este proceso intensamente. Es temporal y quedará en el pasado, hay que armarse de paciencia.
2. No hay otro lugar donde esté mejor
Entiendo que las ganas de llevarlo o llevarla a casa son inmensas y angustiantes pero recuerda que en este momento de su vida no existe otro lugar, ni siquiera tu casa, donde tu hijo o hija se encuentre mejor atendido o cuidado. La atención constante y efectiva que está recibiendo redituará positivamente en su salud hasta su alta. Mientras tanto, puedes ocupar tu tiempo recuperándote del parto, organizando y alistando su habitación, poniéndote al día en tu trabajo y demás formas en que ocupes bien tu tiempo.
3. Centra tu atención en él o ella
Lograr esto a veces representa un reto porque tu hijo o hija se encuentra conectado a múltiples aparatos que emiten distintos sonidos y alertas. En un momento me di cuenta de que mi atención estaba puesta en interpretar éstos aparatos y mirar las curvas y gráficas que en estar realmente con mi hija. Cuando estés ahí adentro trata de enfocarte en él o ella, te darás cuenta de todo lo que lo rodea pero centrarás tu atención en mantenerte presente conociéndose y conviviendo en la medida posible. Deja a los doctores y enfermeras que hagan lo que les corresponde y tu como su madre hazle sentir tu amor.
4. Dale fuerza y seguridad
El amor que sientes por tu hijo o por tu hija te dará la fuerza que necesitas para entrar ahí y animarlo, para darle seguridad mediante tu voz y tus caricias, cantándole o cargándolo. No importa cuán adversa sea la situación de salud que afronta ese ser que tanto amas o la enfermedad que presente, tu eres su animadora oficial, tu eres el ángel que jamás lo abandonará y que lo acompañará en cada momento de su historia. Hazte presente para él o ella, háblale aunque te cueste trabajo, necesita escuchar tu voz y sentir tu calor y tu energía. Confía en que te siente ahí porque siguen tan unidos como cuando estaba en tu vientre, confía en que te escucha y que sabe que lo amas. Haz que cada visita cuente.
5. Celebra las pequeñas victorias
Si los análisis mejoraron, celebra. Si mejoró su succión, celebra. Si se está saliendo de una infección, celebra. Cada cambio positivo por pequeño que parezca representa para ti y para su familia una gran victoria. Es bueno celebrar porque finalmente son un equipo que trabaja conjuntamente para ir pronto a casa, así que alégrate y valora cada logro pues tu bebe está luchando a cada minuto. No hay nada malo en alegrarse, no temas festejar. Mi hija cumplió dos meses de vida cuando continuaba en la UCIN y fue una celebración, las enfermeras decoraron muy bella su cuna y llevamos pastel para partir entre todos. Adaptarse y fluir porque existe alegría aún en los momentos más difíciles.
6. Continúa con tu vida
Cuando tu hijo o hija por cualquier condición se queda internado por un tiempo prolongado es necesario que tu sigas con tus actividades sin sentir culpa. No será fácil pero también te hará bien, estarás fresca y dispuesta para las visitas, distraerás tu mente y descansarás pues es tu deber cuidarte también. Come bien, trabaja en tus horarios, haz ejercicio, convive con tus familiares o amigos, ve televisión o una serie. No estás haciendo nada malo, pensar que está mal que continúes mientras tu hijo o hija está en el hospital es una idea nociva y poco útil. En la medida posible sigue adelante, tarde o temprano llegará el alta.
7. Se agradecida
Siempre he admirado la incansable y noble labor de las enfermeras y médicos que atienden a nuestros seres queridos. La ternura con que le hablan a tu hijo o hija, los cuidados que le proveen, el grado al que llegan a conocerlos, cómo los bañan y arrullan, todo lo que hacen con amor y dedicación mientras llega el día en que puedas hacerlo tu. Con ellos compartimos alegrías y tristezas, nos volvemos familia. Agradece cada gesto, cada cuidado porque si bien es su trabajo, con nada se paga el cariño y la atención que brindan a tu hijo o hija. Recuerdo el día que dieron de alta a mi hija, fue un día de júbilo para todos. Entre regalos, fotos, abrazos, llanto, alegría, entre todo lo vivido descubrí que más que doctores o enfermeras, eran ángeles con batas.
No eres la única madre que afronta el reto de la Unidad de Cuidados Intensivos, vívelo con la frente en alto y acepta la experiencia que te ha sido dada. Tu hijo o tu hija te necesita fuerte y positiva, pon tu granito de arena que es vital porque el amor de una madre es la mejor medicina.
Animo